Nosotros al pensar en arquitectura nos imaginamos (aunque no necesariamente) edificios grandes, con ventanales, escaleras, ascensores, con formas super complejas, etc. (Y quien diga que al pensar en arquitectura sin saber nada del tema no piensa en eso, miente.)
Pero pongámonos en los zapatos de aquellas personas de nuestra sociedad cuyas discapacidades les impiden disfrutar de una arquitectura tal y como nosotros la podemos hacer.
Según El Portal de las Personas con Discapacidad (DISCAP) hay en España aproximadamente 1.800.000 personas con discapacidad en edad activa, es decir, un 6% de la población Española; también, buscando información sobre esto en el Instituto Nacional de Estadística (cuyos datos más recientes sobre este tema son del 2008) aparecen los siguientes gráficos:
Entonces, sabiendo esos datos, vemos que la mayoría de personas discapacitadas suelen ser personas mayores cuya discapacidad es la movilidad, seguido de la audición y la visión.
Por lo cual podemos volver a la pregunta, ¿se puede hacer una arquitectura para discapacitados? Yo pienso que no, que la arquitectura no es solo para un par de personas, que esta es para todos, sin distinguir de razas, sexos o discapacidades (por desgracia eso no ocurre siempre así, esta el claro ejemplo de la casa que se puede permitir un rico a la casa de un pobre).
¿Y qué debemos hacer por ellos? En primer lugar buscar soluciones y alternativas que permitan disfrutar la arquitectura a todo tipo de personas, si tienen problemas de movilidad poner por ejemplo cintas mecánicas.
La cosa se complica cuando hablamos de las personas cuya discapacidad es visual, pero aquí es cuando entramos los arquitectos y el resto de la sociedad para explicarles, ya que, ¿cómo le explicas a un ciego que el edificio que tiene delante tiene una cubierta con forma de un paraboloide hiperbólico?
Es una gran cuestión, y cuando me propusieron unirme a un trabajo voluntario sobre esto, fue la primera pregunta que me hice. A día de hoy, no puedo encontrar soluciones concretas, sólo pequeñas alternativas tales como explicar las cosas verbalmente (cómo las ves, las sientes, qué te transmiten, cómo son las texturas de los materiales, cómo encaja con el entorno dicho edificio, qué función tiene, cómo es la gente que acude a dicho lugar, etc); otra alternativa fue construir maquetas, para que así puedan tocarlas y sentir mediante sus manos un pequeño trocito de mundo.
Como conclusión me gustaría finalizar con que no necesitamos (como arquitectos) conocer a personas discapacitadas para ayudar y explicar lo que nosotros sentimos hacia nuestra pasión y trabajo, y me gustaría ver más personas que mediante sus palabras expresen la belleza de estas obras de arte a todo el mundo.
BIBLIOGRAFÍA:
Este post te ha quedado precioso, corazón.
Gracias delegado. (inserte sticker de Rebeca haciendo un corazón)